El plan de ampliación de Barcelona elaborado por Ildefonso Cerdá y Suñer en 1859, a pesar de mostrar algunos indirectos puntos de confluencia con el plan de Hobrecht en cuanto a la ingeniería funcional de la máquina urbana, se diferencia de éste en un punto decisivo: la propuesta de innovación tipológica del edificio urbano. Al edificio de varias plantas y patio cerrado -que representaba el módulo más ampliamente difundido de la expansión decimonónica- se contrapone el tipo de edificios abiertos, realizados sobre sólo dos lados de la parcela edificable y destinando a jardín la parte restante del terreno.
Se anuncia así la idea de la "ciudad radiante", esto es, el principio de la estrecha integración de la alta densidad de habitación con los amplios espacios verdes.
Oriol Bohigás en su libro "Barcelona entre el Plan Cerdá i el Barranquisme", Barcelona 1963 opina sobre tal propuesta.
Contrariamente a la "ciudad cuartel" o al "gigante en continuo desarrollo", como M. Mächler, definía a Berlín; Cerdá realizó esta propuesta práctica de la visión funcionalísta, para Barcelona, motivada desde el punto de vista teórico como un retorno a los principios primordiales de la planificación urbana, con vistas a una tendencial "ruralización" de la ciudad.
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